Tradicionalmente las políticas públicas han tendido a analizarse desde enfoques monocéntricos, pensando que el Estado era el único actor que se debía de hacer responsable de la decisión e implementación de esas políticas públicas. Hemos visto, sin embargo, que la realidad es mucho más compleja, que hay muchos actores que intervienen en esas decisiones. Adoptamos, entonces, lo que llamamos un enfoque pluralista, para intentar reflejar esa diversidad de actores. En este sentido vemos que los gobiernos no son ni autónomos ni autosuficientes. No son autónomos porque están sometidos a presiones externas, presiones de otros actores que quieren influir sobre ellos. Y no son autosuficientes porque necesitan para la elaboración y la implementación de las políticas públicas también de otros actores, de otros recursos que no controlan. Por ejemplo, necesitan generar consensos, necesitan que sus políticas públicas sean aceptadas desde un punto de vista técnico, desde un punto de vista social, por eso requieren que los actores técnicos y los actores sociales den apoyo a sus políticas, las acepten. Muchas veces necesitan también la complicidad de otros actores para implementar las políticas, frecuentemente actores del sector económico. En este sentido es clave el concepto de red. Debemos analizar las políticas públicas desde el punto de vista de sus redes de actores. ¿Qué redes de actores se configuran alrededor de una determinada política pública? Un concepto fundamental es el de policy networks o redes de política pública. Es un enfoque analítico que nos viene a decir que las redes son un hecho, existen, están allí. Redes que son distintas según la política pública, cada política pública, cada tema, articula su red de actores. La de sanidad, la de educación, la de ocupación, todas las redes son distintas, son variables también en función del contexto geográfico, en función de la escala. Es decir, podemos encontrar una gran diversidad de redes que determinan las políticas públicas. Al final el elemento clave es ver cómo en función de cómo se configuren, de quién participe en esas redes y de qué articulación se lleve a cabo, eso influirá en el resultado de la política pública. Algunos autores distinguen entre diferentes tipos de redes. Por ejemplo, entre las comunidades de política pública y las redes temáticas. Las comunidades de políticas públicas vendrían a ser esas redes con un número de actores más limitado, que se reúnen o interaccionan de forma muy frecuente y que comparten sus valores. Los actores aceptan el resultado de la política pública y sus relaciones se tienden a dar en una lógica de equilibrio, por lo tanto son redes más cerradas, que se ponen de acuerdo sobre cómo ejecutar, cómo implementar, cómo decidir una determinada política. En cambio, otro tipo de redes serían las redes temáticas. Son redes más amplias, que giran alrededor de un tema concreto. Redes, como decía, más amplias, que implican a más actores, que interactúan de una forma más fluctuante pero que también implican un mayor desequilibrio entre los recursos que controlan los distintos actores. Por lo tanto se generan unas relaciones de poder desiguales en estas redes frecuentemente más amplias, ¿no?, las redes temáticas. Podemos distinguir también otro tipo de redes, otro tipo de relaciones en las redes. Tenemos redes, por ejemplo, donde hay un actor central, habitualmente el Gobierno y el resto de actores, que se relacionan unilateralmente con él. Otro tipo de redes serían redes un poco más complejas en las que diversos actores mantienen relaciones entre ellos para acabar influyendo directa o indirectamente a ese actor central, al director de la política pública. Un tercer tipo de relaciones en las redes serían aquellas redes más policéntricas en las que se articulan distintas relaciones más o menos horizontales formando distintos polos de poder, you sean de naturaleza, por ejemplo, en la gestión de barrios, ¿no? Pues hay actores que se articulan alrededor del interés turístico, hoteles, comerciantes, el departamento de turismo del Ayuntamiento y por otro lado otro polo de actores que se preocupan más por las necesidades vecinales del barrio. Por ejemplo, el departamento de bienestar social del Ayuntamiento, que puede articular relaciones con las asociaciones de vecinos del barrio. Otros polos pueden articularse en función del tipo de actores, ¿no? Articulación de actores económicos, de actores sociales o de actores institucionales. Por último, un último tipo de red que podríamos presentar son redes mucho más horizontales y multirelacionales en las que todos los actores interactúan entre sí. La cuestión clave, sin embargo, es ver la calidad democrática de esas redes. ¿Las redes son una mejora, para la democracia o son un problema? ¿Son una solución o son un problema? Algunos autores identifican las redes como problemas, nos dicen que la configuración de las redes tiende a ser elitistas, opacas, unos pocos actores sin legitimidad democrática, sin haber sido elegidos democráticamente se reúnen con el Gobierno para tomar unas determinadas decisiones. Desde este punto de vista las redes serían un problema y una reducción de la calidad democrática. Hay otro punto de vista, sin embargo, que nos dice que la democracia se profundiza, aumenta, incrementa cuando incorporamos a distintos actores en la toma de decisiones públicas. Así las redes serían una solución, que nos aportarían soluciones creativas, innovadoras, más pluralistas, más democráticas, porque estaríamos teniendo en cuenta a todos los actores implicados en un determinado problema.