El concepto de las redes de política pública, de las policy networks, es un concepto analítico que nos permite analizar, ver cuales son los actores que inciden a la política. Quiera o no quiera el Estado. Es decir, los actores influyen aunque el Estado no lo quiera. Este concepto se distingue del concepto de gobernanza, que ha emergido en las últimas décadas. Es un concepto que también quiere reflejar la variedad de actores que influyen en la política pero detrás del cuál, hay una voluntad explicita del Estado. Es decir, el gobierno decide que los actores participen. La gobernanza, lo que nos dice, la definición de gobernanza es justamente la creación de esas estructuras del gobierno implicando actores del mercado y actores de la sociedad civil en el acto de gobierno. Por lo tanto, se difumina la frontera entre el gobierno, entre lo público y lo privado. Es un nuevo paradigma de gobierno, un nuevo paradigma que responde a una nueva realidad. Si asumimos que la realidad actual es mucho más compleja, con muchas más incertidumbres, con muchos más actores, podemos pensar que, incorporando estos actores en el acto de gobernar, vamos a mejorar las políticas públicas. Este es el paradigma de la gobernanza. A través de un cuál, se formalizan espacios de interacción, espacios de interrelación por voluntad del Estado, porque el gobierno lo quiere. Podemos distinguir distintos tipos de gobernanza, una gobernanza más jerárquica en la que el gobierno, el Estado continua determinando de arriba a abajo las formas de relación, una gobernanza más de mercado, en las que el gobierno, lo que hace es orientarse al mercado, por lo tanto, buscar relaciones con el sector privado. Partenariados públicos privados. O una gobernanza más en red, más orientada a la sociedad civil. Esta última gobernanza, la gobernanza en red, quizá es la que mejor refleja la participación de los distintos actores. Estamos hablando de una forma de gobernanza más horizontal, donde las relaciones se dan en una mayor calidad de igualdad entre actores. Los actores negocian, deliberan y luchan también para defender sus posiciones. Pero se dan, como decía, en un marco institucional de reglas, de normas. Que al final acaban produciendo una políticas públicas. Veamos pues, cual es la calidad democrática de esas redes de gobernanza. Para analizar la calidad democrática de las redes de gobernanza, podemos fijarnos en cuestiones como, por ejemplo, cuanta gente está participando. ¿Es suficiente el número de participantes en una determinada decisión? ¿Quienes son esos actores? ¿A quien representan? ¿Son diversos? ¿Son suficientemente plurales? ¿Tienen legitimidad para tomar determinadas decisiones? ¿Cómo se toman esas decisiones? ¿Cuál es la calidad democrática de todo ello? Para profundizar un poco más en estas cuestiones, tenéis a vuestra disposición dos estudios de caso. El primero es el estudio de caso sobre la mesa de la montaña en Aragón, una comunidad autónoma de España. Allí, pocos actores, una docena de actores, participan en una mesa de diálogo. Doce personas son muy pocas, es cierta. Pero, todas las voces están allí representadas. Desde la plataforma ecologista, las administraciones locales, los que tienen interés para desarrollar determinadas promociones urbanísticas en la montaña. Al final, esa mesa de diálogo acabó produciendo un impacto significativo a través de una ley. La Ley de la Montaña. Con lógicas de diálogo, de consenso, también de negociación. Por lo tanto, tenemos poca gente participando pero con un auto-impacto y con una buena deliberación. El otro caso que tenéis es el caso de la dirección Amarco del agua, aplicada en Cataluña, una directiva Europea. Allí, es un proceso participativo muy distinto, mucho más abierto, también deliberativo. Pero participan más de 1.600 personas y más de 1.000 organizaciones distintas. Por lo tanto, mucho más diverso. Donde se ejercieron muchas más propuestas, también hubo debate pero quizá, con menor profundidad. También, además, se produjeron menores impactos sobre las políticas públicas. Y los participantes acabaron satisfechos con el proceso pero, insatisfechos con el resultado. Para sistematizar un poco más qué es una red de políticas públicas, qué es una red de gobernanza de calidad y qué no lo es, vamos a entrar en la siguiente tabla: Nos podemos fijar, en primer lugar, en la configuración básica de la red. Cual es su densidad de actores, la complejidad, con la intensidad relacionado. Una red de baja calidad democrática sería aquella en la cual hay pocos actores participando, muy homogéneos entre sí, y con una intensidad relacional muy puntual. Por lo tanto, entendemos que a más densidad y complejidad, mejores oportunidades para la participación ciudadana. Nos podemos fijar también en las relaciones internas de poder. Las redes de baja calidad democrática serían aquellas redes más asimétricas y centradas en recursos más materiales. Mientras que las redes de altas calidades democráticas serían más simétricas, más igualitarias en las relaciones de poder y muy focalizadas en las relaciones entre actores. Un tercer elemento, un tercer bloque en el cual nos podríamos fijar en el análisis sería la distribución de intereses y las reglas del juego. Unas redes estarían más basadas en el acuerdo, mientras otras en el conflicto. Ahí hay un debate también, que es más democrático. Si la democracia es conflicto o la democracia es consenso. Redes de baja calidad democrática serían aquellas más basadas en la negociación, en las que cada actor defiende su interés particular. Mientras que las redes de mayor calidad democrática serían aquellas más basadas en el diálogo. En intentar construir un elemento común, una visión común entre todos los participantes. Por último, nos podemos centrar en las relaciones que se producen alrededor de la red. Diríamos que una red sería de baja calidad democrática, si logra poco impacto en las políticas, si es poco permeable a la incorporación de nuevos actores y si tiene poco impacto mediático. En cambio, una red sería de alta calidad democrática cuando ocurre todo lo contrario, cuando consiguen impactar en incidir en las políticas, cuando es permeable y cuando además tiene un elevado impacto mediático. La gobernanza pues, es un paradigma para la participación institucional. Es decir, aquella participación promovida por las instituciones, promovida por el Estado. No son las únicas formas de participación que encontramos en la sociedad. Lo veremos más adelante. La gobernanza nos ofrece, por lo tanto, distintas formas, distintos mecanismos de participar. ¿Cómo pueden participar los ciudadanos y los actores en las tomas de decisiones públicas? Lo pueden hacer a través de mecanismos de participación individual, dirigidos a quien participe sean los individuos o mecanismos orientados a la participación de organizaciones. O mecanismos mixtos dónde tanto participan individuos como organizaciones. ¿Cómo seleccionamos a esos participantes? Hay mecanismos abiertos donde puede participar quien quiera, hay mecanismos donde se seleccionan nominalmente a quien debe participar, y hay mecanismos como los iii ciudadanos o los núcleos de intervención participativa donde la selección de participantes es aleatoria. Luego también hay mecanismos que trabajan bajo la lógica de la agregación, del voto. Vamos a ver quien más, quien suma más votos, vamos a votar, tomar decisiones a través de la agregación de intereses. Mientras que otros se focalizan más, se orientan, a la deliberación, a escuchar, al debate. Muchos mecanismos en los últimos años se han centrado en dar voz a los participantes, en dar voz, escuchar a los actores. Cada vez más, sin embargo, la ciudadanía lo que pide es acción, es poder actuar, es lógicas de co-producción, que les deje hacer las cosas, implementar sus propias soluciones. Distinguimos así entre la participación por invitación, donde es el Estado que invita a los actores a ser escuchados, y la participación por movilización, donde es la ciudadanía la que se moviliza para actuar, para poder participar. En resumen, básicamente, podemos diferenciar entre tres grandes formas de participación. Los órganos estables de participación, es decir, los forums o los consejos que permanentemente están estables en el tiempo y participan siempre los mismos. Luego tendríamos los procesos participativos, más ad hoc para una determinada política, para un determinado problema, por tanto con una limitación temporal, pero al mismo tiempo más flexibles, más abiertos a la realidad del momento y al conjunto de actores con distintos momentos de participación a lo largo del proceso. Y por último tendríamos los mecanismos de participación, que serían más puntuales. Por ejemplo, una consulta específica en un momento concreto. Para resumir pues, diríamos que los actores interactuan, intervienen, influyen en la política a través de redes de actores. Redes mas o menos formales, mas o menos estructuradas y también redes que pueden tener mayor o menor calidad democrática.