[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] Continuamos en el Valle de los Reyes y lo hacemos con un tema que me interesa particularmente. En los últimos años, he estado trabajando con documentación en relación a los robos que las tumbas del Valle de los Reyes sufrieron durante el imperio nuevo, pero también sobre el desmantelamiento llevado a cabo por administración tebana de las tumbas que aún conservaban su contenido a finales de Ramsés XI e inicios de la dinastía XXI. Este estudio lo espero publicar en un tiempo razonable y cuando salga a la luz, pues por supuesto seréis avisados si es de vuestro interés. Cuando hablamos del robo en el Valle de los Reyes, robo durante el imperio nuevo, podemos ver que hay unas fases claramente diferenciables. Por un lado, tenemos los robos cometidos a grandes rasgos entre el reinado de Amenhetep III y el reinado de Horemheb. Por lo tanto, en esa fase de la dinastía XVIII en la que también incluimos, bueno, pues problemas por todos conocidos derivados por la revolución de Amarna. Después tenemos otro conjunto de robos que podemos situar a finales de la dinastía XIX. Tener en cuenta que en ese período también hay una serie de años turbulentos, especialmente cuando se produce la usurpación por parte del faraón Amenmese que controló el Alto Egipto y con ello Tebas arrebatándoselo a Seti II. También tenemos noticias o indicios de robos en el reinado de Ramsés III, pero particularmente durante podríamos decir su último tercio de reinado. Y a partir de aquí, en consonancia con los problemas de crisis, corrupción, etcétera que vive la época ramésida en su etapa final, podriamos hablar de otro conjunto de robos a partir del reinado de Ramsés V. Y finalmente, por supuesto, los robos que sin duda se produjeron durante la llamada guerra del Primer Sacerdote de Amón, Amenhetep. Es decir, durante una guerra civil en la que existe una confrontación entre el virrey de Kush, Panehesi, el expulsado Primer Sacerdote de Amón Amenhetep y la intervención del ejército de Ramsés XI. Son unos años también de turbulencias, de inestabilidad que sin duda repercutieron en el Valle de los Reyes con robos en algunas de sus tumbas. Vamos a poner solo unos pocos ejemplos para intentar acercarnos a este tema. you digo, es un tema muy atractivo. Existe mucha documentación que nos permite a veces valorar con gran detalle cómo se realizaron los robos y en qué momentos se produjeron o sobre qué materiales principalmente los ladrones buscaban ese robo, ¿no? Según las condiciones en las que se presentara el robo. Vamos a ver, como digo, algunos ejemplos. Nos acercamos ahora a la tumba de Tutmósis IV. Esta es una tumba situada muy cerca de la KV 20, de la tumba de Tutmósis I Hapshepsut. En el interior de la tumba, Howard Carter cuando entra en ella a principios del siglo XX, a pesar del saqueo que había sufrido la tumba, aún recupera una gran cantidad de material. Por supuesto, material que no tenía interés por su valor para los ladrones o para los que desmantelaron la tumba. Pero para nosotros es muy interesante este material porque podemos ver cómo, por ejemplo, un gran número de objetos de fayenza, como los que véis en estas imágenes, que presentaban roturas, por supuesto roturas que vinculamos a algunos de los robos que sufrió la tumba, en concreto al primer robo que sufrió la tumba. Bueno, pues, Carter se dio cuenta de que muchas de estas piezas habían sido restauradas. Es decir, implica que hubo un robo, que hubo un movimiento de piezas, rotura de las mismas para acto seguido una vez sorprendidos estos ladrones o una vez identificado el robo ser restauradas y vueltas a colocar en el interior de la tumba. Claro, en este sentido la tumba de Tutmósis IV presenta una inscripción hierática muy clara que evidencia esa actuación de restauración después del robo. Por ejemplo, la inscripción que véis a la izquierda, en realidad tanto la de la izquierda como de la derecha están en la misma pared, en la misma cámara en la parte profunda de la tumba. Bueno, pues, en estas inscripciones queda constancia de quiénes realizaron la restauración de la tumba después de haberse percatado del robo por parte de ladrones. Así, por ejemplo, en la inscripción de la izquierda vemos cómo en hierático se inicia el texto hablando de un año 8 del rey Horemheb. Y después en la última línea de ese texto se habla de una repetición del enterramiento del rey Tutmósis IV. Por lo tanto, durante el año 8 de Horemheb un equipo de funcionarios de la necrópolis encabezados por Maya, realiza una restauración de esta tumba y una repetición del enterramiento de Tutmósis IV. En la inscripción de la derecha simplemente se indica que un ayudante de este Maya que, bueno, también lo conocemos de la época de Tutankhamon, se llamaba Djehuty Mes. Claro, cuando se realiza la restauración de la tumba después del robo, no solo se ordena el pequeño caos que se hubiera podido producir, sino que también se restauran piezas como he dicho y se cierran algunos pasajes. Por ejemplo, la fotografía que acabo de poner donde aunque sea a duras penas podéis reconocer algunos sellos del chacal con los nueve enemigos de Egipto, es decir, el sello de la necrópolis. Pues bien, este cierre es el que se colocó para obstruir el paso a la cámara sepulcral. Esto se hace después de ese primer robo. Cuando Carter estudia la tumba, evidentemente se da cuenta de la actuación ilícita que hubo en la misma y dice lo siguiente, los ladrones evidentemente tenían mucha prisa, y hay razones para creer que los pillaron con las manos en la masa. Si así fue, podemos estar seguros de que padecieron muertes lentas e ingeniosas. Otra tumba que podemos citar dentro de esos robos que hemos comentado para finales de la dinastía XVIII es la KV 46, la tumba de Tuya y Yuya. Aunque virtualmente parezca que esté intacta, you hablamos de ella en su momento y vimos parte de su contenido. Lo cierto es que en ella se pueden detectar al menos dos robos. También, por supuesto, tenemos el caso de la tumba de Tutankhamon. Podríamos decir que es un ejemplo paradigmático de los robos que se llevan a cabo en esta época porque no son robos a gran escala. O sea, no son robos en los que el ladrón tenga acceso al sarcófago o a los ataúdes o a la propia momia del faraón, sino que son robos muy específicos, van a objetivos muy concretos como veremos en un momento. En el caso de la tumba de Tutankhamon también se podía ver cuál fue la dinámica de estos robos. En este sentido, al quedar intacta o entre comillas intacta la tumba, todo el reordenamiento que hicieron los funcionarios de la necrópolis así como los cierres, el relleno de escombros, etcétera, quedaba perfecto para ser estudiado y de alguna manera para deducir de qué modo los ladrones se introdujeron en la tumba y cuál fue su objetivo principal en ella. Aquí, por ejemplo, podemos ver ese primer corredor de entrada a la tumba donde se observan dos tipos de cascotes en el relleno del corredor. El relleno en sí mismo se realizó para proteger la tumba sobre posibles ladrones. Pero a pesar de ese relleno y a pesar de que el corredor tiene más de ocho metros de longitud, también los ladrones aprovechando algún momento de descontrol en el Valle de los Reyes, realizaron un túnel que les permitió acceder al interior de la tumba. En la tumba de Tutankámon podemos hablar de al menos dos entradas de grupos de ladrones separadas por sucesivas operaciones por parte de los funcionarios de la necrópolis. Podéis ver cómo todos los accesos a estos ámbitos, según aparece en la gráfica de la derecha, todos fueron perforados por los ladrones, posteriormente restaurados por los oficiales de la necrópolis hasta ese hasta ese último momento el que you dejó sin restaurarse el acceso al anexo. Las restauraciones se realizaban, bueno también con cierta prisa, un ejemplo claro de esto lo podemos ver en el anexo donde todos los materiales que fueron removidos por los ladrones en busca de perfumes, aceites y metales se dejaron con un evidente desorden. También se observa la intervención de los ladrones en el mero hecho de que las cajas, los joyeros, etcétera están todos abiertos, los sellos que cerraban estos cofres están rotos y en muchos casos los contenidos metálicos de los cofres brillan por su ausencia. Tenemos, por ejemplo, casos en donde sólo sobrevive el mango de un espejo, el espejo propiamente dicho al ser de metal fue robado, el mango que no le servía para nada fue abandonado en la tumba. De hecho se calcula, en realidad, que el 60% de la joyería de la tumba de Tutankámon fue robada, es decir que aunque nos parezca una tumba intacta, en realidad no lo es. ¿Y cómo podemos calcular que el 60% de las joyas ha desaparecido? Bueno, pues gracias a los propios egipcios, las cajas como las que habéis visto en la fotografía anterior muchas muestran inscripciones ideáticas que describen cuál es el contenido de estas cajas, por lo tanto el egiptólogo no tiene más que leer cuál es el contenido y despues ver qué contenido tiene la caja y es así como nos damos cuenta de que faltan muchas piezas. Y justo las piezas que faltan, mayoritariamente, son estas joyas a las que hacemos referencia. Además, Carter pudo hallar, bueno, una pieza muy, muy interesante, enrollado en una tela de lino una serie de anillos de de oro, tal cual lo veis en la fotografía. Claro, esto es muy interesante porque evidencia que esos ladrones que van en busca de las joyas, en realidad objetos de pequeño tamaño que se pueden llevar y que pueden extraer de la tumba a través de esos túneles que habéis visto en el corredor, bueno pues cogían las piezas enrollandolas en telas, de modo que creaban de esta manera una especie de bolsas para sacar el material de la tumba. Claro, aquí tenemos precisamente una prueba de ese modus operandi por parte de los ladrones. Pero, esto fue hallado en la tumba, entonces podría ser un indicio de que los ladrones fueron pillados infraganti. También vemos otro tipo de actuación por parte de los ladrones, imaginaros un grupo de ladrones que tiene mucha prisa y que sabe que con ese tiempo limitado va a tener, bueno, unos minutos quizás para acceder a todas las partes de la tumba y llevarse las piezas más valiosas. Claro, los ladrones tienen acceso a la cámara sepulcral y ven el gran sepulcro dorado, ese primer gran sepulcro que llegan a abrir, de hecho rompen el sello de esa primera puerta, pero cuando ven el sello de la segunda puerta dejan la misma cerrada. you suponen, debemos entender que suponen, que era el interior tras otros sepulcros estará el sarcófago con los ataúdes, etcétera. Es decir, aunque es algo muy valioso lo que hay en ese interior, pensemos que sólo el ataúd interno pesa 110 kilos, aunque eso es muy valioso, 110 kilos de oro, aunque eso es muy valioso queda lejos de sus posibilidades en cuanto a que no van a poder extraer esas piezas y por eso esa parte de la tumba queda intacta. En resumen, ¿qué es lo que buscan estos ladrones? Y esto mismo lo podíamos aplicar para ese robo que hemos visto en la tumba de Tutmósis IV o para ese robo comentado KV 46 o, por ejemplo si os acordáis tambien, incluso en la KV 36, en la tumba del nubio Mahindra. Lo que buscan son pequeños objetos de metal que se pueden llevar, que pueden fundir. Por lo tanto, tenemos que pensar que siempre en ese equipo de ladrones tiene que haber algun orfebre, alguien que tenga conocimientos para llevar a cabo una fundición del material. También, por supuesto, se roban perfumes, aceites, ungüentos, pero claro en este caso implica que el robo se produce poco después del entierro, porque pasado un tiempo tanto los perfumes como los aceites y los ungüentos van a perder calidad y dejan de ser útiles. Además, igual que los objetos metálicos se pueden fundir y no dejar rastros sobre su origen, tanto los perfumes como los aceites, como los ungüentos tampoco tienen una señal, ¿no? Que indique su origen, y de igual modo muchos tipos de telas de lino que podían robarse, como de hecho se robaron en estas tumbas.